jueves, 5 de julio de 2012

SOMOS ESPÍRITU


San Francisco de Asís en uno de sus tantos estados de iluminación descubre que “somos espíritu”, somos un espíritu que experimenta la experiencia humana.

Dicha iluminación para ser entendida debe sobrepasar la comprensión intelectual que acostumbra a decirnos con voz gruesa “Oh sí, eso es tan obvio”, mientras otra voz mental exclama con incredulidad “¡esos son inventos!”.

Ciertamente es experimentando, es estableciendo una conexión con la inteligencia organizada del universo (Dios, Fuente, Energía, etc.) lo que permite revelarnos el espíritu que está en nosotros. Sin embargo la realidad del mundo externo ha insistido en mostrar nuestro interior y lo que allí sucede como una ilusión, como si lo externo fuera el mundo real que de manera impositiva se presenta ante el ser humano.

La meditación como práctica milenaria tuvo para todos los budas, avatares y salvadores de la historia, el rol de conectarlos con su espíritu, con el espacio más genuino que reside en nosotros para su autoconocimiento. Estos hombres a través de dicha acción lograron saber de qué estaban hechos, cuál era su propósito, la razón de la existencia (de la suya) y por consiguiente, la capacidad de poder manejar su propia mente, convirtiéndose así en seres de paz, sabios y libres.

La libertad es un deseo, una aspiración presente y constante que se relaciona con la insatisfacción diaria, con la “sensación” de sentir que se está en el lugar incorrecto, con la o las personas incorrectas y haciendo lo incorrecto. La insatisfacción entonces se instala como un estado permanente, verdadero e inevitable que el ser humano asume sin resistencia, es más, piensa, siente y actúa como si aquello fuera la razón de su existencia, en resumen: renuncia a su libertad.

Los seres que conocen su espíritu -aquello que somos-, llegan a un estado de libertad tal que el mundo exterior no lo aprueba definiéndolo como “locura”,

“ya que no es posible dejarlo todo, todo lo material, lo afectivo y lo conocido hasta ahora, ¿cómo?, pues si eso es libertad mejor quedarse en la “cárcel” de todos los días”, mejor seguir viendo la película de final conocido: “y fuimos infelices para siempre”.

Una de las emociones que actúa como barricada o bloqueo al momento de decidir por la liberación es el “miedo”. Como es habitual somos seres de rutinas, las necesitamos, ya sea nos peinamos igual, caminamos por las misma calles y  usamos la misma cantidad de azúcar todos los días. La idea es sentir seguridad y el convencimiento ilusorio de tener el control sobre lo que vendrá: el futuro. Tales razones son impuestas por la mente, aquella voz tras el escenario que va dando indicaciones como un director sobre nuestros actos, el cómo sentirnos, pensar y hasta dónde enojarnos.

Es aquí donde la meditación toma un rol revelador demostrándonos en qué medida la mente dirige lo que hacemos a cada instante y cómo aquello influye en las sensaciones del cuerpo. Parece un todo, como una condena de la cual no podremos zafar, sin embargo, con la meditación descubres que por sobre la voz mental está el Ser y con ello la oportunidad de domar la mente, dirigir los pensamientos y eliminar las diversas adicciones que terminan por arrebatar la libertad del hombre.

Las adicciones son innumerables e inconscientes y  comunes entre los humanos, esto se proyecta en frases ordinarias como: “tengo mucho trabajo”, “no tengo tiempo”, “ deseo esto o aquello”, “me carga lo que hago, pero me pagan bien”, “soy así y así me quedaré”, “quiero comprarme esto o lo otro”, “soy lo que los demás dicen de mi”, “tengo muchas deudas” o “no puedo hacerlo, me quedo con la vida que tengo”, son frases condicionadas por el mundo exterior y su manera asfixiante de determinar el devenir del hombre, como si él no tuviera la capacidad de cambiar las cosas, de vivir distinto, de vivir mejor.

Los que escucharon el “espíritu”, los que encontraron su Ser allí bajo las adicciones, descubrieron que a través de la conexión que establece el espíritu con la energía inteligente organizadora del Universo, se puede obtener una verdad, una respuesta, aquel despertar de la conciencia que entrega las instrucciones del viaje. Los esfuerzos, la ansiedad, la pena y la insatisfacción desaparecen, iniciándose así la danza con la vida, con aquello que vinimos a hacer, con el propósito de la vida, de la tuya y la mía. Por fin establecemos un vínculo con el Ser, con ese pequeño colibrí que nos habla de manera genuina y que nos conduce a vivir en libertad.

En conclusión, el “estado humano” nos aleja de lo real e importante de nuestra esencia en el más puro de los sentidos, pues todos tenemos espíritu, todos al morir en la Tierra seremos abandonados por él. Es así como un vivo ahora muerto deja de brillar, deja de mirar, deja de sentir, deja de conectarse con la humanidad. Por lo tanto la frase ya no será “debes ser más humano” o “actúa como tal” sino “sé tú, sé espíritu” y con ello, comprender aún más la experiencia humana que hoy nos ocurre. 

miércoles, 1 de febrero de 2012

El SACRIFICIO de ser MUJER


Mujeres de la sierra ecuatoriana
Existe una diversidad tan amplia de mujeres en el mundo que definir en pocas palabras lo que se trae entrelíneas nuestro género es algo complejo. He visto féminas en Chile y también en la sierra Ecuatoriana donde el machismo no es identificado como tal porque la mujer cree que “el mundo es así”.

También he compartido con suecas, italianas, españolas, colombianas, peruanas, marroquíes y en cada una de ellas existe un mundo cultural que refleja un significado diferente ante el ejercicio diario de “ser mujer”.

Pero sin duda hay una especie de féminas que piensan que la palabra que las define es el “sacrificio”, creen que vinieron a sufrir, que las cosas nunca son justas para ellas y que es el hombre el único que goza. Ellas no saben que entre sus piernas existe un órgano que les permite el  placer, porque no saben que pueden sentirlo. Es más, controlan todo lo que se mueve y si fuera por ellas, darían su vida por ser amadas – ¡y quién no!-.

Las del sacrificio saben que no “merecen” mucho, es más, se comen la porción más pequeña del almuerzo o se sirven al último el plato de comida pensando que son buenos seres humanos y además cuidan del marido hasta sus últimos días, aunque el muy egoísta las maltratara, llegara borracho o saliera con los amigos mientras ella lo espera sola, muy sola en casa, sintiéndose triste y sin poder contarle a nadie que ya no lo soporta… ustedes saben “es que los niños están chicos”, “es que la familia”, “es que el cura dijo que era para siempre”, en fin.

Las que “se sacrifican” transforman su discurso y lo que les sucede bajo esa premisa. La queja y la insatisfacción mezclada con la melancolía las convierten en frígidas, tienen relaciones sexuales dolorosas, no se dan espacio para el placer o para decir “hoy no quiero”.  Existen detalles cotidianos que materializan ese sacrificio a través de sus prácticas como el mirarse poco o casi nada al espejo, se avergüenzan de su cuerpo y por último, les compran ropa al marido, ya que él “no sabe hacerlo”.

Todo parece indicar que su entorno y mundo es brutal e injusto, pero quién permite, quién no establece los límites, quién es la que calla mientras da a entender que todo resulta, quién es la que se resigna, quién es la que puede decidir "basta".

Cuando tuve la oportunidad de vivir cerca de las mujeres de la sierra ecuatoriana, me di cuenta que ellas desconocen la queja, practican el silencio y casi siempre se les ve como si estuvieran “ausentes” amamantando a sus hijos. Cada día es una dura rutina, ya sea  ordeñando las vacas, alimentando a los animales, haciendo la comida  y criando a sus más de siete hijos. Su marido por lo general es alcohólico y desconoce la afectividad. Ella nunca se divierte y siempre está ocupada, ella no para desde las 5 de la madrugada hasta que se esconde el sol.

En cambio las del “sacrificio” usan esta palabra para la mayoría de las cosas que hacen, porque todo parece serlo . Existen otras mujeres en el mundo que no tienen aún acceso a un mundo diferente y que ni siquiera saben que sus vidas son sacrificadas porque no conocen otras realidades.

Por tal razón y en solidaridad con aquellas que aún cargan sus hijos en las espaldas mientras tejen caminando hacia su trabajo campesino, les pido a las del “sacrificio” que vean más allá de sus vidas, de sus ombligos y traten de cambiar su realidad, de seguro podrán por el simple hecho de conocer otros mundos que brindan la esperanza y las posibilidades de un “estar” distinto, incluso, muchas de ustedes son profesionales o saben leer y escribir, mientras otras mujeres, habitantes del siglo XIX, ni siquiera han escuchado su propia voz.

¡Abajo el sacrificio que desde hoy son mujeres libres! 

domingo, 22 de enero de 2012

Comunicadores radiales dan voz a las comunidades del Ecuador


Para leer el presente artículo, puede hacerlo escuchando esta melodía :)
“Hombres y mujeres de Salinas del Ecuador, bajo el sello de la comunicación,  observan atentos el 'presente humano' y a las comunidades, para luego contar al mundo lo que sueñan” FAG
El día en que los animadores comenzaron a ser Corresponsales Comunitarios

En estos instantes estamos a 3550 metros sobre el nivel del mar y a 5 horas de Quito, es Ecuador, parroquia de Salinas, en plena sierra y mitad del mundo. Por los parlantes suena una radio comunitaria llamada “Salinerito”, emisora destinada a  dar voz a las más de 30 comunidades que integran uno de los procesos de economía solidaria más admirados a nivel nacional e internacional y que permitiera en 40 años sacarlos de la extrema pobreza.

Como estamos más cerca del cielo, pudimos escuchar un mensaje que desde arriba indicaba la necesidad de formar  nuevos “comunicadores sociales”para Salinas y así comenzar un proceso de interpretación, representación, educación y de comunicación junto a la gran trama de habitantes que desde el páramo al subtrópico desean un espacio que los haga salir del anonimato y la indiferencia.

Las acciones no se hicieron esperar y comenzó así el primer curso de Comunicadores Sociales para Salinas. Se inscribieron de manera entusiastas unas 30 personas, entre jóvenes, mujeres, hombres, líderes, extranjeros, políticos, representantes de instituciones, soñadores, temerosos y curiosos. Una gama de seres humanos se hacía partícipe del desafío encomendado desde el cielo: Hacer de Radio Salinerito la voz de un pueblo de economía solidaria.

El proceso educativo comenzó con el quiebre de una ceguera temporal que hasta hoy no les permitía ver eso vivo y promotor de sus posibilidades, aquello definido como el espacio de integración humana que trabaja por un objetivo que brinda bienestar a sus vidas, en resumen: la comunidad. 

Para ello fue necesario que distinguieran qué comunidades integraban durante el día a través de sus prácticas cotidianas, muchos de ellos descubrieron la diversidad de espacios humanos que habitaban durante las 24 horas, comenzando por la familia, pasando por la escuela, el trabajo, las asambleas, los medios de trasporte, los deporte hasta el propio curso de comunicadores.

La pregunta surgió casi por añadidura: ¿qué necesita tu comunidad?, un breve espacio de silencio cubrió la sala, mientras los comunicadores descubrían por fin el poder y las posibilidades que tendrían de expresar lo “que necesitaban” al mundo mundial.

Nacen de este modo las poderosas razones de nuestro futuro trabajo como comunicadores en el ámbito de la educación civil, entregando las pautas de cómo alimentarse mejor, en el campo de género dando a conocer los derechos de las mujeres, a nivel turístico proyectando a Salinas como un destino para el extranjero, en términos de progreso como una comunidad que practica la economía solidaria y en la dimensión social, para que las comunidades pueden declarar sus demandas y progresos.

Estamos hablando de un mundo versátil en sus búsquedas. 

Aquí la democracia participativa comienza por la mirada lúdica y constructiva de los niños salineros, los deseos de las tejedoras, las aspiraciones de las familias para obtener un mejor precio de la leche, los sueños de crecer como unidades productivas comunitarias en el caso de queseras y embutidoras, obtener una buena atención en el Subcentro de Salud, mejorar las vías de acceso, las escuelas, los centros infantiles, reunirse con efectividad en la Casa Comunal, caminar juntos por el bienestar de todos y de cada uno. En definitiva lograr que las comunidades tengan voz a través de la radio y desde los futuros comunicadores.


Poco a poco los estudiantes de comunicación fueron despertando y comprendiendo el rol que tendrían como líderes y agentes de cambio. Si bien algunos quedaron en el camino, la mayoría siguió en pie. 

Las clases fueron profundizando en el tema. Comenzaron así los ejercicios comunicacionales, como hablar en público, leer en voz alta, distinguir las necesidades de sus comunidades, mejorar la vocalización, construir pautas radiales, editar, hacer spot, realizar entrevistas, contar historias, trabajar en equipo, descubrir desde la sensibilidad el mundo que los rodaba y finalmente, trabajar la intimidad del miedo hasta hacerlo desaparecer.

Era urgente enseñar y aprender que la comunicación posibilita los cambios, pero no desde un ejercicio mágico sino desde la constancia en dicho hacer, es decir, se es comunicador siempre, se es perseverante en un mismo mensaje, se practica aquello que se aspira transformar, se observa todo aquello que nos ayude a comprender e interpretar las realidades de otros, se empatiza con lo desconocido y se toma la responsabilidad de cambiar el mundo desde la acción.

En realización el programa Kushi Wawa 
Entonces surgen ideas luminosas y  nuevos programas para Radio Salinerito que dieron respuesta a la interrogante planteada y a los intereses de los comunicadores, nacen entonces espacios radiales como “Ser Mujer”, “AventuraAndina”, “La historia somos nosotros”, “Kushi Wawa”, “Encuentro Comunitario”, “Shama Music”, “Al filo de la mañana” y “Farandulenado”, entre otros.



Era un hecho, los comunicadores estaban listos. 

El proceso de capacitación tuvo a su vez otros progresos como la oportunidad de ampliar la cobertura radial, hecho que permitirá a Radio Salinerito ser escuchada en toda la Provincia de Bolívar y con ello tener una nueva frecuencia: 89.90 FM. Pero lo más importante de estos avances es la futura instalación de la red inalámbrica de internet en las propias comunidades salineras, lo que significará mayor conectividad y un mejor flujo de información, además de la presencia de la radio en todos los lugares y una oportuna respuesta ante las urgencias de las  más de 30 comunidades, muchas de ellas sin presencia médica, sin señal de celular y/o de teléfono.

El proceso inspiracional de la comunicación en Salinas, llamada por el Padre Antonio Polo como el “nuevo nombre del amor”, está llegando a diversos grupos humanos, ya sea a los animadores de cada comunidad para transformarlos en corresponsales comunitarios, a los niños, los líderes del mañana, a través de un proyecto de capacitación denominado “Radiorevista: Los derechos de los niños” y por último, la posibilidad de crear nuevos comunicadores en el propio Colegio Agropecuario de la parroquia.

Por ahora ya existen 21 comunicadores sociales, quienes un 14 de diciembre del año 2011  lograron graduarse y crear así el “Día de la Comunicación”en Salinas. 


Graduación de la primera promoción de Comunicadores Sociales de Salinas, 2011
Es importante distinguir que el valor del proceso está en el aporte constructivo de los seres humanos, en su voluntad, en sus ganas de arriesgar y de cambiar su propia postal. Es más, existe un elemento poderoso, inexistente en los libros, que permite la realización de este sueño y es la presencia del amor,  acción universal que mágicamente nos revela el talento humano, el de otros y el propio. De ahí la preponderancia de poner el corazón en todas las cosas, sin duda garantiza el buen resultado.

¡Estamos inspirados! Y hoy tenemos un sueño mayor que no confesaremos.

Lo importante del presente salinero es que existen  21 personas-líderes-comunicadores-humanos despiertos, que velan por sus comunidades, que hablan desde ellas y que a la vez, le muestran al mundo de qué están hechos los seres humanos situados en la sierra ecuatoriana,  a ¡3550 metros de altura!

domingo, 15 de enero de 2012

LiVia, una mujer del mundo



Livia Salazar, de Salinas de Guaranda
Hace algunos días tuve la suerte de conocer Salinas de Guaranda, una comunidad ubicada en la sierra ecuatoriana a 3550 metros de altura. Se caracteriza por practicar la economía solidaria y el comercio justo. Su población la integran en su mayoría kichwas y mestizos, además de voluntarios y los necesarios turistas.

Cuando llegué al lugar, eran cerca de las 11 de la mañana de un domingo cualquiera, la misa ya terminaba. Junto a una pareja de amigos recorrimos el pueblo, cada paso era una inversión para nuestros pulmones, pues la altura comenzaba a mostrar sus efectos por la falta de oxígeno, nos costaba respirar y el corazón se alborotaba como colibrí.

Mientras caminábamos por las pequeñas calles, muchas de ellas angostas, aparecía la belleza de Salinas. El paisaje parecía una composición de bizcochos verdes  producto de la actividad agrícola y el pastoreo. El cielo era intensamente celeste y limpio. El aire parecía abrirse para nosotros, mientras los ojos no alcanzaban a abarcar una gran pieza de roca llamada El Calvario. En fin, sentíamos estar en un cuento de niños, la diferencia es que esto era real.

Consultamos si había algún lugar para dormir, nos señalan que a dos calles de la plaza. Al llegar, había un letrero que decía “Hospedería Funorsal”, subimos las escaleras y allí nos encontramos con una mujer que limpiaba el único hostal ubicado en el centro de Salinas, ella con una voz al borde del llanto nos pregunta qué buscamos.

Así comienza esta historia. La mujer era Livia Salazar, de 42 años, de contextura delgada y sonrisa amplia. Su vida es realmente un ejemplo a seguir. Hace ya algún tiempo terminó una carrera universitaria, después de mucho esfuerzo y falta de comprensión.

En el presente es la gerenta de Texsal, un emprendimiento comunitario integrado por 82 mujeres que producen tejidos artesanales de alta calidad.  Escuchar a Livia me llama la atención. Ella posee una gran visión sobre lo que desea y lo que necesita o tendría que sucederle a su pueblo. Esta mujer es perseverante y a la vez de aspecto noble, su tema es la sencillez y el sacar adelante a las mujeres de Texsal. Si hay una palabra que no practica es la resignación.


Livia en un día…
Livia al igual que muchas mujeres de Salinas, se levanta todos los días a las 4:30 de la madrugada a ordeñar las vacas junto a su marido, sin importar las bajas temperaturas. Después retorna a su casa, sirve el desayuno a sus tres hijos, dos varones y una pequeña niña, asea el hogar y luego, a las 8 de la mañana se dirige a su trabajo remunerado. Cuando ya es mediodía, vuelve a su casa a terminar el almuerzo y  posteriormente regresa a su trabajo donde realiza la contabilidad e informes para un proyecto que se adjudicaron como Texsal.

Cuando era niña, sobresalía por sus buenas calificaciones, siempre fue una de las mejores alumnas. Al terminar el sexto grado en la escuela, su padre decidió que tenía que dedicarse a las labores del campo, pues la situación era muy modesta y había que darles oportunidad a sus hermanos. Lamentablemente ella sí quería estudiar, pero en esos tiempos no existía la posibilidad de decidir por uno mismo.

Después su padre la envío a estudiar corte y confección a Guaranda, la ciudad más próxima de Salinas. Ella confiesa que no le gustaba para nada y que después de unos meses lo dejó.

A primera vista Livia parece tímida, debe ser por su voz temblorosa,  sin embargo y para alegría de todos, tiene gran claridad sobre lo que desea para ella, para las mujeres de la Texsal y para su comunidad; está conciente que es urgente trabajar en la planificación familiar, ya que hasta hoy las mujeres de su comunidad tienen en promedio seis hijos. También sabe que la educación es una herramienta que permite salir de la pobreza y a la vez, ampliar el mundo de posibilidades.

Ella es una mujer del campo que se permite soñar. Cuando tenía 18 años ingresó a trabajar a la hilandería de Salinas como secretaria, el objetivo era reunir el dinero suficiente para completar sus estudios en Guaranda, pues en esos años Salinas no contaba con un colegio para los que ya habían completado el sexto grado.

Después de un año de trabajo se fue a Guaranda a estudiar, pero los problemas económicos volvieron a detener su propósito. Livia dice que nunca entendió la pobreza en la que vivió cuando niña, hecho que la impulsó a seguir adelante. Pronto y gracias a las gestiones de la Iglesia Salesiana y del padre Antonio Polo, hacedores del progreso en la comunidad durante los últimos 40 años, se abrió el colegio en Salinas.

Para Livia terminar el colegio fue un gran paso, un deseo cumplido  y el cierre de un ciclo, sin imaginar lo que le deparaba el futuro.

Un día sorpresivamente tuvo la posibilidad de realizar un preuniversitario. En ese tiempo ya estaba casada y con hijos. En primera instancia su marido se opuso, pero Livia siguió firme hasta terminarlo con éxito.

Ella confiesa que no le gusta ser “vaga” o como diríamos en Chile “floja”. Le gusta luchar por lo que quiere. Así fue como le ofrecieron una beca para estudiar a distancia en la Universidad Politécnica Salesiana la carrera de Gestión para el Desarrollo Local Sostenible. Eso era un imposible en aquel momento, sobretodo por sus labores en el campo, la mantención de su casa, sus hijos y el trabajo en la hilandería, sin olvidar la carga del machismo, que por estos lados es una institucionalidad.

Sabía que estudiar le significaría tiempo, dedicación y viajar cada dos meses a Quito para estar en las clases presenciales. Ello implicaba costos económicos, buscar a alguien que cuidara de sus hijos y cambiar horas de sueño por estudio. Livia dice “me levantaba todos los días a las 3 de la madrugada a estudiar unas dos horas. Fue difícil, no se cómo lo hice, pero sin darme cuenta ya estaba en el cuarto grado”.

Ella plantea que cada vez que se ha enfrentado a un “no”, su forma de responder a ello ha sido desde la tenacidad. Incluso para Livia la sílaba “no” significa desafió, es poner a prueba su capacidad y voluntad de ser lo que desea.

Hoy Livia con 42 años posee una carrera universitaria, una familia que entendió sus aspiraciones y un puesto en la Texsal, trabajo que le permite estar más cerca del mundo de muchas mujeres que aún no se atreven a conversar de sus dolores o alegrías, menos de sus sueños.

Sin duda que existan innumerables Livia en el mundo, ejemplos de mujeres que confiaron en si mismas, que pusieron a prueba sus capacidades sabiendo que podrían dar más y de esta forma, hacer de sus aspiraciones algo concreto.

Es posible que esta historia inspiracional ubicada a 3550 metros de altura, en la mitad del mundo, pueda revitalizar a otras mujeres que con mayores posibilidades siguen diciendo que no pueden cambiar sus vidas. Para la Livia la excusa, agrava la falta.

*Si deseas saber más de la organización de mujeres tejedoras Texsal, puedes ver la siguiente web www.salinerito.com
Tejedoras de Texsal, Salinas de Guaranda-Ecuador